Fuente: RADIOPOP
«Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver» es la premonitoria frase que dijo James Dean y que pudo aplicarse después a un buen puñado de talentosos iconos que nos destrozaron el corazón el día que decidieron dejarnos su legado a una edad demasiado temprana.
Amy Winehouse, Kurt Cobain, Jim Morrison y Jimi Hendrix forman parte del triste Club de los 27, cuyos componentes tienen en común ser genios y genias que marcaron un antes y un después en la cultura pop con sus aportaciones artísticas y, sobre todo, haber muerto a los 27 años.
La salvaje y carismática Janis Joplin también es integrante de este desafortunado grupo. Nacida en Texas en 1943, se convirtió en uno de los referentes del rock y el blues a nivel mundial por el desgarro, la ira y la pasión con las que escupía sus canciones.
Su garganta y su voz heridas no solo eran el producto de un talento inconmesurable, eran también la consecuencia de una vida llena de excesos y tristeza. Heroinómana, bisexual o alcohólica fueron adjetivos que definieron a la estrella durante su corta vida.
Considerada por la crítica especializada como una de las mejores y más influyentes artistas de todos los tiempos y la primera mujer estrella del rock and roll, sus discos se encuentran entre los más vendidos de la historia de la industria musical.
Entre los escandalosos episodios que Joplin protagonizó, se encuentra ese en el que la revista brasileña Trip publicó por primera vez las fotos perdidas de Janis en topless en Copacabana, Río de Janeiro, en el verano de 1970.
Prácticamente desconocida en Brasil, la cantante aterrizó en Río de Janeiro para divertirse durante el carnaval, tomar el sol y alejarse de la heroína, que por entonces era difícil de encontrar en América del Sur.
La deseada redención no funcionó bien, ya que Janis bebía como una loca, tenía sexo en la playa, cantaba en burdeles y estuvo a punto de ir a la cárcel en varias ocasiones.
Era difícil dejar atrás un pasado lleno de whisky, hierba, anfetaminas, ácido, tabaco, vodka, cocaína, metadona, heroína y cualquier cosa que la hiciera perder la cabeza y desarrollar su creatividad.